Prevencion en Establecimientos Educativos
LA PREVENCION DEL VIH-Sida Y LA ESCUELA
Promover la salud y trabajar la prevención del VIH-Sida en la escuela no significa sumar una nueva asignatura ni aumentar las exigencias al docente en cuanto a tiempo de trabajo. Más bien significa:
- acompañar a los alumnos en su proceso de crecimiento y de apropiación de recursos para enfrentar los riesgos y los problemas del mundo actual.
- integrar a la comunidad educativa a una dinámica que la actualice y la convierta en más eficaz para comprender, escuchar, contener y procesar conjuntamente las demandas actuales de sus alumnos.
- transformar la escuela en una herramienta para actuar contra las desventajas socioculturales. La desigualdad no se expresa únicamente en la distribución inequitativa de los recursos materiales. Es mucho más profundo, aunque se suela percibir menos, el deterioro y la desigualdad de recursos simbólicos (acceso a la información, capacidad para procesar los problemas y desplegar conductas activas y lúcidas para enfrentar las contingencias y los riesgos de la vida actual). La escuela puede atenuar y reparar las pérdidas simbólicas propias de las inclusiones deshumanizantes de miles de niños y jóvenes.
Los dos aspectos centrales de la escuela en la perspectiva tradicional eran el proceso de enseñanza-aprendizaje y el proceso de socialización. Ambos aparecen hoy conmovidos, interferidos y alterados en su despliegue por cambios en la cultura contemporánea. La pérdida, no visualizada, de ese lugar imaginario que situaba a la escuela como centro del proceso de aprendizaje y como principal instancia socializadora después de la familia produce confusiones y desconcierto en los docentes. Se ha operado un corrimiento que ha deconstruído ese lugar imaginario y su caída produce consecuencias que se manifiestan en dos planos, en el de los comportamientos, por un lado y en el del rendimiento de los alumnos, por el otro. Su expresión habitual se da como:
- rebeldías e indisciplinas de variada índole, difíciles de contener con los recursos disciplinarios tradicionales
- apatía, aburrimiento y falta de interés para incorporar contenidos y "saberes" transmitidos por el docente que despliega el programa de "su materia".
Pero la escuela no debiera ser sólo transmisora sino también transformadora, ya que debe apuntar a posibilitar la participación, el protagonismo, el análisis crítico y la creatividad de los sujetos de la educación (docentes y alumnos).
En el plano de los procesos de salud/enfermedad la escuela puede propiciar que el aprendizaje que se realice sea significativo, que se establezca un correlato entre los distintos campos del saber y los problemas sanitarios del mundo actual. Para ello es necesario que el aprendizaje que se realice sea reflexivo. Que se estimule la vinculación entre las nuevas informaciones y las experiencias, hechos y problemas no totalmente conocidos o abordados todavía insuficientemente.
Una de estas problemáticas de salud de especial significación en la sociedad actual es la referida a la epidemia del VIH-Sida, caracterizada como uno de los desafíos sanitarios más acuciantes y tema prioritario en la agenda de problemas del mundo contemporáneo. Este rebasa las estrechas fronteras del campo bio-médico. Su articulación con la sexualidad lo instala en un terreno tensional donde interfieren concepciones valorativas, usos, tradiciones y costumbres sociales, apreciaciones morales y religiosas, diferencias culturales de los grupos que integran nuestra sociedad, confrontaciones con prácticas de diferentes generaciones, conflictos legales, laborales, actitudes discriminatorias y prejuiciosas.
Hoy existe coincidencia mundial en caracterizar al tema del Sida como un problema social complejo y en centrar las acciones más significativas para enfrentarlo en el plano de la prevención. Esta decisión internacional ha sido expresamente ratificada por las Naciones Unidas, que recientemente le destinó una reunión específica abordando a este tema en forma excluyente.
Su tratamiento en el ámbito educativo, entonces, no podrá reducirse al enunciado de las características virales de la enfermedad o a la repetición de las vías de contagio.
Todo esto hace años que se difunde como información y pese a ello la continuidad de la epidemia nos alecciona sobre la insuficiencia de la estrategia informativa aunque sólo fuera como barrera al avance de los contagios.
El conocimiento y la información son recursos poderosos. La educación se nutre de ellos, los despliega, los produce, los recrea. Pero, a veces, también los mutila o adormece. Esto sucede cuando la rutina de la repetición reduce la eficacia de la práctica educativa.
Abordar un problema complejo como el VIH-Sida desde la escuela constituye un fuerte desafío porque plantea exigencias, ya que obliga a romper con perspectivas reduccionistas que circunscriben al docente a los contenidos conceptuales de sus respectivas disciplinas. Pero también puede ofrecer posibilidades nuevas en la medida que estimule los intercambios, el despliegue de otros saberes, de otras concepciones y abordajes que no son habituales.
Conformar dispositivos que posibiliten el abordaje preventivo del VIH-Sida en la escuela constituye nuestro objetivo. Desde hace años nuestra labor en el Area Educación del Programa Municipal de Sida ha consistido en trabajar en esta dirección, sustentando nuestra tarea en el respeto de las diferencias y en el estímulo a la participación y compromiso de docentes y alumnos.
Haciendo hincapié en la concepción que sostiene que el abordaje de los problemas sanitarios en general y del VIH-Sida en particular no es sólo una tarea de "expertos" o "especialistas" sino una construcción conjunta con todos los actores sociales de la comunidad educativa, convocamos a los directivos y docentes a trabajar juntos para elaborar estrategias de abordaje que resulten productivas y adecuadas a las características de la población que asiste a cada establecimiento de enseñanza.
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